lunes, 12 de mayo de 2014

La felicidad existe




La pasión iba sentada en el autobús, tenía forma de hombre recién duchado. Me miraba  sin ningún disimulo como cada mañana camino del trabajo. Dos meses ya desde que nos vimos la primera vez. Me cedió el asiento con suma amabilidad y le di las gracias con una sonrisa de sueño todavía.
Desde entonces no faltaba el saludo mañanero y a veces el roce al pasar buscando los asientos que quedaban libres, cerca o lejos uno de otro, pero casi siempre a la vista. Pensaba mucho en él, e incluso tenía fantasías sexuales que no me atrevo a contar a nadie.
Era un hombre muy interesante, le calculaba unos 40 años, llevaba el pelo engominado y su colonia me dejaba medio lela,. Por su atuendo traje y corbata, deducía que trabajaba en alguna oficina o en un banco, o era comercial, no sé, me dio por inventarle su vida, pensé que era un casado cansado de estarlo y que su mujer no le satisfacía sexualmente. Incluso le inventé un nombre, así es que sería Javier.
Día a día la pasión fue creciendo hasta doler, sus miradas me desnudaban,y debajo de la ropa mi pechos erguidos clamaban sus caricias. Observaba  cada gesto suyo cuando creía que no se daba cuenta, sus manos bien cuidadas eran mi locura, su boca carnosa, su todo.
Ahora, 69 días después está aquí a  mi lado. La cama como un campo de batalla es el testigo de una tarde de pasión, mi cuerpo hace un rato fue suyo, sigue siendo suyo porque nadie como él ha conseguido que despertaran las palomas de mis manos y que mi sexo se abriera como una flor después de tanta soledad. Nadie como él ha conseguido que una tarde parezca un paisaje donde me pierdo sin querer encontrar la salida. Cansada y calmada, me apetece cerrar los ojos y abrazada a su pecho pronunciar la palabra felicidad.




miércoles, 7 de mayo de 2014

Tiempos






Supongo, que ser persona es poder con casi todo, comer y beber tragos amargos y dormir la siesta después para ver si al abrir los ojos, todo fue un sueño.

Hay tiempos con muchas horas para quedarse parada como un reloj sin cuerda, llena de telarañas en una casa vacía con los muebles tapados como fantasmas. Tiempos en los que el sol se esconde a mediodía y la luna se escabulle entre las nubes nocturnas, días de lluvia incesante dentro del alma que no tiene paraguas.

Pero hay tiempos también, en los que cansada del moho y las oscuridad, una dice que qué coño, que hay que vivir e insuflar optimismo a quienes tenemos cerca, y fuerza que no tengo pero que me invento a deshoras en las tardes en las que me canso de llorar.

Cierto que cambiamos, que los sentimientos se mudan de sitio y van a parar a otras personas, cambiamos y evolucionamos hacia la vida nueva, porque todos merecemos una vida nueva, inventar otro presente y reciclar lo que ya no sirve aunque pensáramos un día, que sería para siempre.

Supongo que ser persona, es una prueba que depende de nuestro esfuerzo y de nuestras ganas, una prueba llena de obstáculos que para nada son insalvables. Cuando nos demos cuenta de eso, es cuando
sabremos que estamos vivos.