viernes, 11 de marzo de 2022

 LA LLAVE. 


El llanto de la recién nacida rompió la madrugada,  la madrugada quiso ser día y la estancia de repente se inundó de una nueva luz.

Su abuela, una mujer enjuta y de mucho carácter la cogió entre sus brazos y la besó en la frente. Madre, dijo la recien parida, es igualita a ti, la misma cara y el mismo genio "parece".


Tengo ahora entre mis manos la llave antigua de mi abuela, la llave de hierro que abria su puerta, el portón grande de madera que daba al patio, y en el patio los jazmines que todavia perfuman mis recuerdos,  y el puchero hirviendo en la cocina,  y la ropa tendida al sol en la azotea. 


Cada vez que miro y toco la llave, se me antoja que siempre abre, que nunca cierra.

martes, 8 de marzo de 2022

Nuestro día.

Mi madre parió cinco hijos, nos cuidó a todos y trabajó de sol a sol. Nunca un descanso, nunca un reconocimiento,  nunca nada. No quise eso para mi hija ni lo quiero para mi nieta, no quiero tampoco para ellas una vida como la mía. Somos capaces de lo que nos propongamos en la vida personal y la laboral. Somos valientes y constantes , y pedimos respeto y que se nos valore  en la justa medida. Igualdad para hombres y mujeres, hoy y siempre.

domingo, 6 de marzo de 2022

Soledad

No tiene color que la defina,

sólo es de consistencia espesa,

sólo es abrumadora y grande,

sólo es un vacío que nos atrapa.


Lo más grande aunque sea breve,

lo más doloroso si no la buscas,

lo que te hunde y te aplasta,

algo parecido al olvido y la penumbra.


Es femenina y te envuelve

con su capa inmensa e invisible,

te hace llorar, te daña, 

te rompe, te mata.


Sólo a veces la llamas

cuando todo te agobia y te para,

a veces ella no es tan mala, y la nombras "soledad"

para que se quede junto a tu cama.


sábado, 5 de marzo de 2022

Te recuerdo en aquella terraza frente a la mía fumando un cigarrillo mientras me mirabas en aquellas calurosas noches de verano.

Las cosas materiales duran más que las personas, y en esa calle sigue el mismo buzón de correos y el mismo supermercado. En aquellas casas, la tuya y la mía, vive otra gente que no sabe  de nosotros, ni de aquél deseo que nos envolvió un tiempo, ni de tus ojos verdes taladrándome la vida, los esquemas, la  compostura, hasta que nos perdimos, porque la vida a veces es tan injusta... y porque no supimos dar el siguiente paso.

No sé si tu aroma es algo material o no, pero sigue prendido en cada pliegue de mi ropa y de mi piel.

Siempre en mi recuerdo y en mi corazón, AMOR.